No era nada. No era nadie y se hizo heavy. Ahora es punk. Y quién sabe qué será mañana.

«Tengo un proyecto: volverme loco»— Fiodor Dostoiewski
No era nada. No era nadie y se hizo heavy. Ahora es punk. Y quién sabe qué será mañana.
Con el tono de voz del que estuviera a diez metros de distancia, el tío sentado frente a mí en el departamento del tren de cercanías, camino de San Vicente, después de una jornada laboral y al que no conozco de nada, me dice, señalando un ventanal:
—Todo eso eran manzanos. Todo eso.
Repite lo mismo otra vez más. Insisto: como si estuviéramos a diez metros de distancia. (Debo añadir que en el departamento solo estamos él y yo y que el vagón está prácticamente desocupado). Asiento, tragándome, por educación, lo que le diría; y sigo a lo mío. Cada medio minuto el tipo aspira sus mocos y se los traga. Agradezco a Dios bajar en la siguiente.
Es difícil —yo diría que es imposible— conservar la dignidad corriendo para coger un tren que está a punto de salir.
En forma de presencia femenina, que te causa la más honda impresión. Qué importa que se crucen en tu camino bellezas más firmes y refinadas. Así es como juega la naturaleza con nosotros.
Dicen que quieren solo sexo, pero nunca el sexo es solo sexo.
Nadie quiere solo sexo.
Quitarle la máscara a todo lo que reclama para sí el derecho a llamarse Libertad: la mejor forma de empezar a ser libre.
¿Cómo se puede llegar a amar, y llegar a admirar, conociendo a las parejas con las que ha estado?
Es mejor, para la relación, que ese detalle nos sea completamente desconocido. Es mejor conservar ciertas dosis de ignorancia. El riesgo es quedarse solo.
Me pregunto que si los que repiten eso de «que ser valiente no salga tan caro y que ser cobarde no valga la pena» han pensado alguna vez que, si ser valiente no sale caro, no es ser valiente; y, sobre todo, que ser cobarde nunca merece la pena.
Un día puede quedar perfectamente justificado con una nueva idea; o con el esbozo de un poema.
He leído esta tarde un poema de Charles Simic en la cuenta de Valparaíso. Pese a que la poesía es la peor de las artes para ser traducida, me pareció tan sencillo como hermoso. Es lo que llamo pura poesía; y a lo que aspiro.